Los mejores chistes de exageraciones
Era un hombre tan flaco, pero tan flaco, que no tenía intestino grueso.
Era un hombre tan pequeño, tan pequeño, tan pequeño que al pasar por una pastelería, se le hizo la boca agua y se ahogó.
Era tan viejo, tan viejo, que cuando era niño no montaba en los caballitos sino en los dinosaurios.
Esta era una señora tan gorda, tan gorda, tan gorda, que una vez se hizo un vestido de flores y se acabó la primavera.
Había una vez un hombre tan tacaño, tan tacaño, tan tacaño, que soñaba que tomaba un café y se despertó para no pagarlo.